pocahontas: una india entre dos continentes
Capturada por los colonos europeos que llegaron a América, Pocahontas se convirtió al cristianismo y se casó con un inglés al que siguió en su retorno a Londres, donde falleció.
La literatura en el siglo XIX y el cine en el XX la han convertido en un personaje universalmente célebre: la princesa india que protagoniza una historia de amor con un inglés llegado a América en los inicios de la colonización europea. Parece una figura de leyenda, perfecta como la protagonista de una almibarada película de dibujos animados a la manera de Disney. Pero no se trata de un personaje de ficción. Pocahontas existió y sus peripecias ilustran las múltiples facetas que tuvo el encuentro entre indios y europeos en el siglo XVII.
Nacida hacia 1595, Pocahontas se llamaba en realidad Matoaka, aunque desde niña se apodó también Pokahantesú, que puede traducirse como «se divierte con cualquier cosa». Era la hija mayor de Wahunsonacock, un jefe indio al que los europeos llamaban Powhatan, que era en realidad el nombre de su pueblo, los powhatan.
Los powhatan eran una población de lengua algonquina, la misma que hablaban los pies negros, cheyennes o arapahos. Parece que provenían del norte de Florida, de donde a mediados del siglo XVI fueron empujados por otros pueblos, o los españoles, hasta asentarse en Virginia y Maryland. Allí establecieron, a través de la diplomacia o por la fuerza, una gran confederación con otros pueblos fronterizos, llamada Tsenacommacah, que incluía 200 aldeas y 30 poblaciones; en total, eran 15.000 habitantes sobre una superficie de 20.500 kilómetros cuadrados.
Los powhatan poseían una economía agrícola basada en el cultivo del maíz y el tabaco, pero también practicaban la caza, la pesca y la recolección. Estaban gobernados por un jefe con autoridad absoluta, apoyado en estructuras clánicas. El poder se transmitía de forma matrilineal, lo que revela la posición favorable que ocupaban las mujeres en la sociedad powhatan y explica el destacado papel que tuvo Pocahontas.
LLEGAN LOS INGLESES.
La vida de los powhatan quedó alterada en 1607 con la llegada a la bahía de Chesapeake de un grupo de colonos ingleses. Para su supervivencia dependían del aprovisionamiento que llegaba de Inglaterra y de la ayuda de los indios.
Formaban parte de una expedición organizada por una asociación de mercaderes de Londres, la Compañía de Virginia, cuyo objetivo era explorar las posibilidades económicas de la zona, desde el oro a cultivos lucrativos como el tabaco. Los inicios del nuevo asentamiento de Jamestown, a orillas del río James, fueron muy difíciles. Era una zona pantanosa y los colonos sufrieron escasez, epidemias y hambrunas.
Al principio, los powhatan no vieron mal la llegada de los ingleses. Mediante el comercio con ellos podían obtener objetos de metal como hachas y cuchillos, que les eran útiles en su vida diaria. Les cedieron, pues, algunos terrenos, pero sin derecho de propiedad, porque las tierras pertenecían a la comunidad y no podían enajenarse, sólo cederse en usufructo temporal. Los indios llamaban a los europeos tasantasa («intrusos») y los trataban como una comunidad india menor subordinada.
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